11.7.1: GEOGRAFÍA FÍSICA

 

 

11.7.1.1: Relieve

La representación del relieve se consigue fundamentalmente mediante curvas de nivel, aunque se prevé la utilización de otros medios auxiliares de dibujo.

La equidistancia normal será de 10 metros, dibujándose en grueso superior –como curvas maestras– aquéllas cuya cota sea múltiplo de 50 metros, que se rotularán en tantos lugares como sea necesario para conseguir una interpretación inequívoca del relieve. Se sitúan siempre los números con su parte superior en la zona del terreno más elevada que la curva.

Esta equidistancia es apropiada para la escala en la mayor parte del territorio nacional; sin embargo, hay zonas para las que resulta excesiva, mientras que para otras es insuficiente. Por tanto, esta norma general no será rígida, aplicándose soluciones especiales donde proceda.

Se empleará la equidistancia de 20 metros con curvas maestras cada 100, en las zonas en que la pendiente alcance valores del 80 por 100 (en las que las curvas equidistantes 10 metros deberían dibujarse a 0,5 milímetros). Las curvas impares, suprimidas en estas zonas, se cortarán ostensiblemente para impedir errores de interpretación y las maestras se rotularán en los bordes de zona. Este método se empleará siempre en zonas que superen los 4 kilómetros cuadrados (8 x 8 centímetros de mapa) y en zonas menores, a juicio del autor de la minuta.

Los puntos notables llevan rotulada su cota, distinguiéndose por el tipo de rotulación la precisión de la misma. Son puntos con cota de precisión aquellos cuya altitud se ha determinado por métodos de nivelación, entre los que cabe considerar todos los vértices geodésicos y las señales destacadas de la nivelación de alta precisión.

La cota de los restantes puntos, menos precisa, es deducida de la restitución fotogramétrica, y se indicará en casos especiales.

La densidad de cotas de estos puntos no sobrepasará los límites que permiten una lectura fácil y un reconocimiento inequívoco del punto a que se refieren. Además no se acotará ningún punto que no tenga representación planimétrica y se indicará el origen de altitud en cada hoja del mapa.

Todo lo anterior es de aplicación a las formas de relieve que pudieran considerarse normales; pero existen algunas, cuyas características requieren un tratamiento especial, a tener en cuenta en las distintas fases de ejecución del mapa, con el fin de conseguir una interpretación correcta, pese a la necesidad de simplificación de sus formas. Entre estas formas de relieve destacan especialmente las calizas muy alteradas de los torcales, los campos de lava en terrenos volcánicos y los campos de dunas.

 

 

11.7.1.2: Hidrografía

El dibujo de las costas corresponde a la posición hipotética del nivel medio del mar, definida por el punto de cota cero del mareógrafo de Alicante en todo el territorio peninsular, en tanto no se disponga de elementos suficientes para utilizar otros que en algún caso pudieran ser más convenientes. Para los restantes territorios se emplearán los datos de sus respectivos mareógrafos.

La cota de las islas pequeñas en que no exista mareógrafo se determinará desde la costa más próxima.

La escala del mapa hace perceptibles las diferencias entre este nivel teórico y las posiciones reales extremas del límite de las aguas (pleamar y bajamar), especialmente en las costas de mareas más fuertes con orillas de poca inclinación. En estas costas se dibujarán ambas líneas, con expresión clara de su diferente significado. En las costas acantiladas o en aquellas en que las mareas sean tan débiles que el desplazamiento horizontal de las aguas resulte inferior a los 25 metros (1 milímetro en el mapa) se dibujará únicamente la orilla definida por la cota cero.

El relieve submarino quedará representado por las curvas batimétricas de 5, 10, 20, 50, 100 metros y los sucesivos múltiplos de esta última. En el caso de conocerse con precisión alguna curva inferior a 5 metros se representará acotándose siempre.

La red fluvial se dibujará completa obtenida por los métodos topográficos adecuados y clasificada de acuerdo con criterios geográficos que permitan distinguir entre sí los ríos considerados como principales y sus afluentes; el arroyo y, si fuera posible, el manantial considerado como origen de cada río.

Se distinguirán los cursos permanentes de los intermitentes. La anchura de los ríos se representará a escala cuando las dimensiones de su cauce en crecida (no en inundación) lo permitan. En los demás casos se dibujarán con una línea de grueso convencional, proporcionado a su importancia relativa, representando las islas fluviales o los brazos de división de la corriente, cuando los haya.

Las cascadas o rápidos se indicarán con signos, y si las dimensiones no lo permitieran mediante rotulación.

Los lagos se dibujarán con su máxima extensión, indicándose la cota alcanzada por las aguas en esta posición y la cota de fondo. En las lagunas de superficie muy variable se distinguirá además el contorno mínimo, señalando de modo especial la zona cubierta intermitentemente. Siempre que sea posible, se representará el relieve sumergido.

La condición de ser las aguas saladas se indicará mediante rótulo, excepto cuando lo manifieste la toponimia.

Los glaciares se representarán dibujando en azul las curvas de nivel que los atraviesan, e indicando el contorno del hielo.

Los manantiales naturales se representarán mediante signo, cuidando de registrar su nombre propio siempre que lo tengan.

Respecto a las obras hidráulicas, los embalses se representarán según su curva de máxima capacidad, indicando junto a la presa la cota del aliviadero. En la zona cerrada por la línea de máximo embalse se dibujará mediante trazos intermitentes el curso de los ríos que afluyen al embalse en el espacio en que resulten habitualmente visibles. Se dibujarán las curvas batimétricas en los fondos de embalse, cuando la información de la que se disponga sea fiable.

Los canales se clasificarán según su anchura sea inferior o superior a tres metros. Mediante signos se distinguirán los tramos subterráneos y los elevados, así como las estaciones de bombeo.

Los pozos, fuentes, estanques, albercas y abrevaderos tendrán los signos convencionales correspondientes. Constará su topónimo si lo tuvieran, pero de no ser así no se rotulará el genérico. En zonas en que sean muy abundantes se hará una selección proporcional a su número y posición.

 

 

 

11.7.1.3: Usos del suelo

Bajo este epígrafe se describen no sólo los cultivos de toda índole y la vegetación natural y espontánea, sino también los distintos tipos de suelo carentes de vegetación y dotados de características propias, cuyo conocimiento puede ser de interés.

La gran variedad de cultivos existentes y la rotación que en su siembra se practica impiden una representación exhaustiva de ellos, no sólo por su elevado número, sino por su poca permanencia. Por esta razón se representan bajo denominaciones colectivas y con signo único las asociaciones de cultivos que simultánea o sucesivamente pueden aparecer en una zona.

Las posibilidades de representación concreta aumentan cuando la permanencia del cultivo es mayor, como ocurre cuando se trata de árboles, tanto en el caso de bosques naturales o repoblados, como en el de cultivos arbóreos.

Las zonas forestales, con independencia del tipo de árbol dominante, admiten dos tipos de representación correspondientes a modalidades distintas: el bosque continuo o cerrado y el monte abierto o disperso. El bosque cerrado se representará por sus líneas naturales, empleando masas de color verde, con signos en sobreimpresión, para indicar las especies exclusivas o dominantes. Las especies forestales especialmente destacadas mediante signo propio serán: pinos, encinas, robles, castaños, hayas y eucaliptos. En los bosques en que convivan varias especies se alternarán los signos correspondientes.

En todos los casos anteriores se destacarán los cortafuegos mediante su representación planimétrica, interrumpiendo en ellos la masa de color y limpiándolos de signos convencionales.

Los árboles aislados de grandes dimensiones o notables por alguna causa se representarán con el signo de su especie encerrado en una circunferencia verde, consignando su nombre propio si lo tuviera.

Son cultivos arbóreos las plantaciones establecidas artificialmente para el aprovechamiento de sus productos. Generalmente forman masas ordenadas extendiéndose en algunos casos sobre zonas extensas de límites bien definidos. En el mapa aparecerán coloreados en verde de menor intensidad que el de las masas forestales. En sobreimpresión se representarán mediante signo convencional verde las siguientes especies: olivar, naranjos y limoneros, palmares, frutales emparrados y frutales en general.

Los cultivos de siembra anual permiten diferenciar varios tipos:

Secano: Tierras de labor, preferentemente dedicadas a cereales. Se representan mediante trama siena de baja densidad.

Regadío: Cultivos para cuyo desarrollo se utiliza el riego de modo constante. En ellos se deberá representar la red de acequias de distribución (con indicación del sentido de la corriente), las desviaciones de los ríos o canales y los pozos. Se representan mediante líneas paralelas, no rigurosamente rectas, en color verde.

Huertas y vegas: Zonas de regadío de cultivo intensivo, preferentemente dedicadas a hortalizas. Se representarán mediante tramas verdes, destacando también los riegos por aspersión circulares, que sean representables en restitución.

– Hay cultivos de gran importancia, pero de explotación muy localizada, entre los que hay que destacar los arrozales, platanares, plantaciones de tabaco y caña de azúcar y cultivos en invernadero, para todos los cuales se establecen signos especiales.

Terrenos aprovechables no cultivados: Comprenden los eriales con pastos y las praderas naturales, representados mediante signos dispersos sobre su zona, distribuidos sobre trama verde débil, en ambos casos y con distinta profusión en cada uno.

Terrenos improductivos: Aquellos sobre los que no crece vegetación aprovechable. Entre ellos cabe destacar las zonas rocosas, los pedregales de guijarros sueltos, las playas y extensiones cubiertas de arena, las escombreras de mina. Un caso especial son los campos cubiertos de lava, cuya representación gráfica requiere un tratamiento apropiado en el dibujo de relieve, y la restitución de las principales líneas de configuración.