9.4: EL PROCESO DE COMPOSICION

Todo proceso involucrado en actividades artísticas está sujeto al aprendizaje del individuo que las realiza. El artista, y más en nuestros días, no es alguien dotado de facilidades manuales para una u otra técnica, sino alguien capaz de sensibilizar por medio de expresiones artísticas. Esta capacidad de sensibilizar a los que le rodean no es sino una capacidad, consciente o inconsciente, de ser capaz de sintetizar los gustos del espectador.

El aprendizaje del buen gusto estético es una labor larga y carente de recetas, que algunos individuos dotados de una especial sensibilidad disponen y que otros aprenden del entorno que les rodea. En todo caso, la estética está muy unida a la moda y la aceptación de los criterios de belleza del momento es una cuestión de educación y de costumbre. Estos criterios, que ni son universales ni atemporales por sí mismos, dependen del grado de aceptación de la sociedad en los que se desarrollan y expanden. No creemos que nuestra estética occidental sea mejor ni peor que la estética oriental ni podremos nunca valorarlo, pues siempre valoraremos las expresiones orientales (música, teatro, pintura) con una métrica occidental.

Este preámbulo sirve para alertar al cartógrafo acerca de las dificultades que encierra el hecho de diseñar algo estético. No dudamos que las composiciones cartográficas ejecutadas manteniendo los principios expuestos con anterioridad en este capítulo, permitirán obtener unos resultados correctos, pero la componente estética no queda garantizada por la aplicación de esos principios.

Border D.Dent en su ‘Thematic Map Design’ expone el proceso de composición de un mapa en los siguientes pasos:

1.- Visualización. El cartógrafo imagina una solución para su mapa por medio de la colección de imágenes de su memoria visual. La experiencia y el número de soluciones analizadas previamente facilitará esta visualización.

2.- Incubación. Durante algún tiempo, mientras se realizan otros trabajos y sin que el cartógrafo sea consciente de ello, la idea se incubará, irá tomando cuerpo y modificándose sin que podamos dominar conscientemente este proceso creativo. Las nuevas aportaciones a la idea original estarán en consonancia con la experiencia y la imaginación del cartógrafo.

3.- Iluminación. La solución aparece espontáneamente sin saber cómo.

Hasta aquí puede decirse que domina la imaginación y la experiencia. A partir de este momento queda la labor más racionalista:

4.- Experimentación. Lo que en principio parecía una idea brillante puede no traducirse en un buen resultado. Hay que analizar el funcionamiento de todos los elementos del mapa y someterlo a las críticas de lectores ajenos a la creación modificando las soluciones.

Si el resultado es el deseado, el proceso termina, según Robinson (Elementos de Cartografía) con la redacción de una Norma Cartográfica.